sábado, 16 de julio de 2011

Let England Shake

La muerte siempre ha sido un tema tabú para mí, no me gusta hablar de la muerte, no me gusta saber de ella, ni que se mencione demasiado. Las películas en las que se mata a gente no las soporto. No me refiero a las escenas holiwoodienses en las que un increíble personaje totalmente alejado de la realidad mata a destajo a cien mil personas, ni las escenas desagradables en las que se recrean algunos que se consideran directores. Me refiero a la muerte, la muerte de las personas u otros animales cuando te los crees, cuando una parte de ti siente esa pérdida, esa línea que se corta abruptamente en un barranco de la nada. Aún así, hay en determinados momentos algunas obras sobre la muerte a las que les veo sentido, me impactan y hasta consiguen hipnotizarme, atontando todos mis sentidos en una muerte dulce y melancólica.
Este tipo de enganche me está pasando mucho últimamente con P.J. Harvey, tanto con el White Chalk, como con el Let England Shake, sobre todo con este último. Es como quedar hechizado con los ojos entornados mirando un vacío que te mece suavemente como olas de viento templado y húmedo. Te transporta a otro lugar, a otro momento, con otro cuerpo, etéreo quizás, que aunque parezca incongruente contigo, sabes que no lo es. Cuando escuchas el xilófono misterioso de Let England Shake, o las cuerdas pesadas de The words that maketh murder te transportas a otra época, la época de la epopeya y la gloria del Imperio Inglés. Honor, valentía, heroísmo, batallas, ideología… pero esta música te quita la máscara propagandística que la historia nos ha tendido sobre los ojos, mostrándonos lo que hay tras esas palabras vacías. What is the glorious fruit of our land?/ Its fruit is deformed children/ What is the glorious fruit of our land?/ Its fruit is orphaned children”.
¿Quién es ese héroe soldado, el soldado desconocido? “I have seen and done things I wants to forget”. Qué fácil es soñar con otros mundos de fantasía, en los que luchas contra diversos enemigos siendo tú ese campeón, ese personaje que has leído tantas veces o visto en el cine.
Toda una infancia, y adolescencia, disfrutando de los juegos de rol, que no es otra cosa que vivir emociones y aventuras que no puedes vivir como quien eres en este mundo. ¿Pero cuál sería la realidad de todas esas aventuras? La muerte de tus seres queridos, mutilaciones, abusos, violencia, sangre, muerte, con todas sus letras. Eso es lo que hemos estado haciendo desde que somos humanos, lo que seguimos haciendo y lo que continuaremos haciendo, aunque nos traten de vender el heroísmo, el patriotismo, el valor…
A veces, refugiado en tus fantasías, necesitas que alguien te de un buen meneo, Let Lolo shake, para salirte del ensueño de las aventuras y las fantasías, no porque abandonar esos mundos de magia sea bueno, sino porque te permite apreciar mejor todo lo que sí es bueno de esta apacible y tranquila vida en la que vivimos, apreciar las pequeñas emociones, los pequeños amores, las pequeñas aventuras: ir a ver una película con la que soñabas desde hace un año con la gente que quieres o dar una charla, por qué no la gran aventura de cenar con alguien a quien quieres. Eso, claro sin hablar de las fuete emociones que nublan nuestra vida cuando esa cena es la primera cena, plagada de incertidumbre y en la que la conquista de la tierra parece una minucia en comparación.
¿Por qué nos olvidamos de todas esas emociones que son parte de nosotros? ¿Por qué no las llevamos en nuestra mochila y las degustamos poco a poco cada pocos días? ¿Por qué no, el día que has discutido porque ella ha llegado 30 minutos tarde, sacamos esos pedacitos de turrón y nos volvemos a mirar como aquel día?
Para ello necesito yo un poco de pies en la tierra, ensuciarme, llenarme de barro. The scent of thyme carried on the wind/ stings your face into remembering/ that nature has won again".





No hay comentarios: