domingo, 28 de agosto de 2011

El valle del viento helado: Forgotten Realms




La vida necesita aventuras: que nos las cuenten, que las vivamos directa o figuradamente o que las soñemos. Aún recuerdo beberme los libros de aventuras, de espadas y camaradería, de tabernas malolientes con grandes jarras de cerveza, paisajes inhóspitos y bellos. ¿Quién en su vida no ha querido pertenecer a un grupo de aventureros como los de Drizzt y Bruenor o Gandalf y Bilbo, aunque fuera por unas horas. Sumirte en la magia de esas tierras perdidas tan diferentes del triste y aburrido mundo en el que a veces parecemos vivir. Sería tan emocionante levantarte cada día con el sol, junto a tus amigos guerreros, magos y bardos, y tratar de nuevo de salvar el mundo de las terribles garras del mal. Por qué no enfrentarte a un terrible dragón enarbolando una Dragonlance o hacerte amigo de un unicornio mágico.

Yo siempre he soñado con esa magia, y aún hoy sigo soñando, no creo que los sueños se puedan borrar tan pronto de nuestras vidas por el simple hecho de cumplir años. Hoy, ayer, y espero que siempre, seguiré conviviendo con todos esos maravillosos personajes que te hacen reir y emocionarte, que incluso te transmiten su tristeza cuando uno de sus queridos compañeros cae. En concreto yo siento especial debilidad por los enanos, no sé qué tienen esos pequeños y rudos personajes que me hechizan: ¿serán sus grandes jarras de cerveza e hidromiel? O quizás su sinceridad. Ahí están Bruenor BattleHammer el tosco y malhumorado enano que siempre acompaña a Drizzt Do’Urden, el elfo oscuro, con su poderosa hacha y su yelmo con un cuerno roto. Ahí está también Thorin Escudo de Roble con su tropel de divertidos y valientes enanos entrando en casa de Tom Bombadil por parejas, guiados por el intrépido mediano. Ahí está también el gran Gimli, ese enano que empequeñece a los grandes y bellos  héroes de la compañía del anillo: ¡Aún queda un enano vivo en Moria!.

Todos necesitamos aventuras, quizá, si tuviésemos más aventuras nuestra vida sería más divertida, más amena, la gente se odiaría menos y se entretendría menos en ser egoísta y engreído, quizás la gente volviera a reunirse alrededor del fuego en las noches estrelladas para cantar las aventuras de sus héroes y heroínas, aunque estos sean de ficción. Ojalá, nos reuniéramos para esos eventos, en lugar de ir a una discoteca cerrada, anodina, sin personalidad a emborracharnos en el silencio de nuestra soledad interior. Ojalá acompañáramos a nuestros valientes camaradas a las salas abandonas del más antiguo de los reinos enanos y al volver pudiéramos ver el mundo, nuestros problemas con un poco más de relatividad. Pero no es posible, no creo que al más puro estilo Bilbo aparezca un mago barbudo a la puerta de nuestra casa para ofrecernos un aventura semejante. Así, que me conformo, no, no sólo me conformo, sino que lo disfruto, con las aventuras que hay en los libros, en los juegos de rol, en el ordenador. Recupero mi niñez, cuando soñaba más vívidamente que ahora en todas esas aventuras que vivía jugando al rol y releyendo una y otra vez mis queridos libros de aventuras. ¡Y eso que al releerlos de mayor te percatas de lo mal que escritos que están la mayoría de ellos!

Larga vida al Rey Bruenor BattleHammer, que bajo su guía encotremos Gauntlgrym, el más legendario de los reinos Delzoun-


jueves, 4 de agosto de 2011

El cuarteto de Alejandría (II)


Si el primer libro, Justine, representa el mundo de las emociones y el segundo libro, Balthazar, el de la racionalidad, sin lugar a dudas, es en el tercero en el que Lawrence Durrell trata el mundo político. En Mountolive aparece la realidad de los motivos que llevan tanto a Nessin como a Justine a actuar y pensar tal y como lo hacen, transformando así el rico poliedro de sentimientos y razones en una esfera perfecta y justificada en sí misma.

El centro del universo comienza por ser el yo, uno mismo, como en la vida en la que todo parece tan apegado a nosotros que prácticamente nos es imposible concebir la individualidad de los otros y la existencia de las cosas ajenas a nuestros propios actos. Así es como David Darley percibe el primer libro, amor desatado y pasional vinculado inexorablemente a su destino. Más adelante en la vida, parece que empezamos a percibir la importancia que los motivos tienen para las otras personas para las cuales somos algo parecido a lo que ellas son para nosotros, nos alejamos del protagonismo de la historia. Curiosamente, cuando ello empieza a acontecer en "el cuarteto" es cuando el autor considera importante darle un nombre al personaje narrador de Justine, pues anteriormente no fue necesario. Poco a poco el mundo de Darley se va haciendo más pequeño y aparece enmarañado por complejas relaciones interpersonales, sociales y ahora políticas. Su mundo se hace tan pequeño que parece que en él el propio David Darley no tiene agencia, llevado por el maremágnum de eventos e intereses personales y políticos.

Desde hace ya bastante tiempo creo que es así como nosotros nos sentimos en nuestro mundo político. No parece que tengamos acción ni poder, sino que parecemos ser sólo uno más de los personajes necesarios para que la comedia humana continúe. Hasta este año, gracias al movimiento 15M, parecía que la vida política de los españoles consistía en mirar atentamente el televisor de conveniencia mientras esperábamos ganar el mundial, eso sí, al calor de una cerveza siempre arreglábamos el mundo. Algo parece haber despertado, no sabemos a dónde acabará yendo, pero como decía Galeano, lo importante es lo que es, es importante porque está siendo.

Este momento, en el que la entelequia inexistente de los mercados gobierna a los políticos que deberían defendernos, en el que el dinero se ha convertido en el nuevo dios neocon cargado de ideologías racistas y xenófobas es el que tenemos que demostrar que podemos cambiar: que la carne está viva y decide. Que lo que no existe no puede domeñar a lo que sangra, llora y grita. El fallecido Haro Teglen escribía hace ya algunos años: “No nos engañemos, todo país tiene los políticos que se merece”. Y eso es lo que tenemos en España, eso es lo que tenemos en Europa, eso es lo que tenemos en el mundo. Debemos dar un golpe de estado desde el estado y que nuestras armas sean las ideas y la equidad, el equilibrio frente al desborde, la emoción frente a los intereses políticos. 

Si algo me gustaría ver antes de que, viejo ya, caiga fuera de este mundo es sin duda que el mundo de Darley se agrande y su amor, ya no por Justine, sino por Melissa, lo ocupe todo. Si no puede ser así, que al menos sea Clea quien pueda vivir ese amor.